Aunque evitar cometer algún exceso es prácticamente imposible, si podemos llevar a cabo algunos trucos y recomendaciones para que estos días no den al traste con un año de buenos hábitos.
Ser consciente de lo que comes
Puede parecer una obviedad, pero no lo es, pues gran parte de lo que se ingiere durante un evento social, en el que charlamos mientras comemos, lo hacemos de forma inconsciente, sobre todo durante los aperitivos. Y es que se calcula que en una sola comida navideña podemos llegar a ingerir unas 2.000 o 2.500 kilocalorías, el equivalente a las necesidades calóricas de un día entero. Poniendo atención a lo que comemos en cada momento, seremos más conscientes de los excesos y los evitaremos más fácilmente.
Cocina saludable
Ya que es más que probable que las cantidades sean generosas y haya varios platos, hay que intentar que estos estén cocinados de forma saludables huyendo de fritos, comidas muy condimentadas, salsas muy grasas, muy saladas, etc.
Abundante fruta y verdura
Si conseguimos que el primer plato de nuestras comidas navideñas sea siempre verdura, tendremos mucho ganado, pues al menos nos aseguramos de que el primer plato es saludable y comeremos menos de los segundos, que suelen serlo menos. Las verduras no tienen por qué ser aburridas y, con un poco de imaginación pueden convertirse en platos deliciosos y muy navideños: cremas de verduras con un toque de marisco, ensaladas con algún toque especial (frutos secos, salmón, mariscos…), envidias, lombardas… Y para el postre, que la primera opción sea siempre un postre a base de fruta, frutos secos o la fruta sin más. Si dejamos el dulce para el final, es más probable que no tengamos hambre y comamos menos. Estos consejos también pueden aplicarse a las comidas o cenas fuera de casa, con amigos o compañeros de trabajo.
Pescado, mejor que carne
Una forma muy fácil de sustituir un segundo poco saludable, como cordero, vaca o cerdo, por otro que sí lo es, como salmón, merluza o dorada.
Deja de comer cuando estés saciado
Si te apetece todo, pruébalo, pero no sigas comiendo cuando estés muy saciado. Además de muchas calorías extras, nos ahorraremos algún que otro problema digestivo. Comer despacio y masticar bien también ayuda a mejorar la digestión y a comer menos.